La esquina de piedra



Llego a la esquina y tengo que apartarme para que no me atropellen unos coches que ni tan solo me miran. Cuando me detengo para dejarlos pasar miro a la izquierda y solo veo basura, una basura para la que no encuentro ninguna razón. La veo desubicada, como si los que la tiran la hubiesen guardado durante un paseo hasta llegar a ese punto. Un punto en el que hay que estar alerta, deshacernos de todo lo que nos sobra, ligeros, ágiles y sin nada que nos lastre.









Sigues el rastro nefasto esperando encontrar un vertedero, pero te sorprendes mirando casas sin terminar, llenas de recovecos en los que sabes que nunca pasará nada bueno. En los que esa misma basura estará multiplicada y habitada. Habitada por paseantes sin rumbo  que no tienen ningún lugar donde deshacerse de ella.











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